#RickyRenuncio: Puertorriqueños de Philly reflexionan sobre el movimiento que inspiró la resignación de Rosselló
“Es doloroso que una persona en quien confiamos, a quien le dimos fe en representarnos, terminó burlándose y riéndose de la misma gente que lo puso allí”.
Las tres estuvieron tomando café en El Coquí, viendo videos en las redes sociales de las protestas de anoche en San Juan, donde cientos de miles de puertorriqueños se movilizaron frente a la mansión del gobernador, La Fortaleza, bailando un perreo intenso de reggaetón.
“¡Mira!”, dijo Rev. Jessie Alejandro, al observar a los manifestantes, algunos semi-desnudos y sudorientos, ondeando la bandera de Puerto Rico bajo la oscuridad de la medianoche. “Yo creo que estaban usando las flores para recordar a los muertos”.
Para Alejandro, de 48 años de edad, la resignación del gobernador Ricardo Rosselló no trae alegría, sino memorias de cuando ella ayudó a recuperar los cuerpos de quienes fueron arrastrados por el agua del río, tras el paso del huracán María el pasado 20 de septiembre de 2017.
“Es doloroso que una persona en quien confiamos, a quien le dimos fe en representarnos, terminó burlándose y riéndose de la misma gente que lo puso ahí”, dijo Alejandro durante la reunión en El Coquí, mientras discutía junto a otras puertorriqueñas sobre la resignación del gobernador y los planes para futuras manifestaciones. “Es que no hay excusas”.
Pero, hay un lado positivo, dijo Ana Montañez, 43. “El huracán, aunque fuera devastador, nos ha fortalecido, porque ahora nuestra voz es más fuerte estando unida”.
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Ricardo Rosselló anunció su regisnación a las 11:41 p.m. del miércoles, en medio de escándalos de corrupción y mensajes de chat filtrados, que han resultado en dos semanas de protestas diarias masivas — cubriendo autovías de siete carriles de amplitud en la isla.
En Filadelfia, 150 boricuas se reunieron la semana pasada en la calle Nueve y la avenida Hunting Park para una sesión de música y micrófono abierto, para demandar la resignación de Rosselló.
La isla ha presenciado disturbios desde mediados de julio, cuando el Centro de Periodismo Investigativo de Puerto Rico publicó mensajes de un grupo de chat privado, en el que el gobernador y miembros de su gabinete hicieron comentarios vulgares e insultates sobre puertorriqueños en general, personalidades del mundo político y del entretenimiento.
En un mensaje, Rosselló utilizó la palabra “puta” para referirse a la exvocera del Concejo Municipal de la Ciudad de Nueva York, la puertorriqueña Melissa Mark-Viverito.
Mónica Parrilla, de 40 años de edad, una puertorriqueña que vive en Hunting Park, se enteró del anuncio de Rosselló el jueves por la mañana, cuando vio las publicaciones en Twitter e Instagram. Ella apreció que los resultados de cambio se dieron sin muertes, después de estas dos semanas de manifestaciones.
"Es mucho más emotivo ver desde Philly lo que está pasando, porque se nota que nos hemos unido como comunidad para demostrar cómo se ve la democracia ”, dijo.
Otros en la diáspora consideran que la resignación del gobernador es solo una victoria de un movimiento social que puede inspirar un Puerto Rico libre de corrupción.
Hasta ahora, el FBI ha arrestado a seis individuos (incluida la exsecretaria de educación de Puerto Rico, Julia Keleher), acusados de 32 cargos de lavado de dinero, fraude y malversación de $15.5 millones de dólares en fondos federales desde 2017 hasta este año, todos relacionados con la administración de Rosselló.
Rosselló dijo que saldrá del poder el 2 de agosto, quien será sustituido por la secretaria de justicia, Wanda Vásquez, quien está siendo investigada por múltiples casos de corrupción.
Este sábado al mediodía, residentes de Filadelfia llaman a continuar las manifestaciones en la avenida Lehigh y la calle Cuatro. El 2 de agosto a las 5:00 p.m. vuelven a convocar a las masas locales para celebrar el inicio de la próxima era.
Karen Ramos, 28, es de Cabo Rojo, Puerto Rico, y vive en East Kensington desde que evacuó la isla, posterior al paso de los huracanes. Ella se deleita en ser parte de una diáspora que está organizando y apoyando los esfuerzos en el Caribe.
“Esto es una lección para los próximos líderes políticos: que con el pueblo no se juega, que con los muertos de la gente no se juega, y que nos tienen que escuchar”.